Ayer se celebró otro pleno más. Un pleno breve porque, una vez más, y ya van
tantos, no se presentaba nada más allá de los puntos de rigor
(aprobación de acta, dación de cuenta…) pero que no fue óbice para que pese a
su brevedad se impusieran la bronca y los malos modos. A falta de contenido
buenas son las malas formas pensarán algunos que al parecer han dado el
pistoletazo de salida a su campaña electoral.
En efecto, como denunció nuestra portavoz
el segundo pleno de este año se presentó sin ninguna propuesta de calado ni
entre el orden del día ni entre los decretos que se han aprobado desde el pleno
anterior. Lo cierto es que desde el pleno de junio del año pasado cuando se
presentaron los presupuestos de 2017 –que fueron rechazados, por cierto- no se ha incluido ninguna iniciativa importante que se haya discutido en el Pleno. Si nos
fijamos en las inversiones realizadas en este legislatura, por ejemplo, podemos decir que, exceptuando las inversiones
previstas desde la legislatura anterior (rehabilitación de Kantarranas y
saneamiento) la única inversión propuesta por la Junta de Gobierno durante esta
legislatura ha sido asfaltar la parcela pública que está pegada al Iparralde.
Será difícil encontrar una palabra que defina mejor toda la legislatura que la de inactividad.