Estamos
pasando unos tiempos intensos, y para empezar queremos decir que con la
operación contra Herrira al Gobierno del PP le ha salido el tiro por la culata.
Además de haber hecho el ridículo enviando a la Guardia Civil a detener y
trasladar a Madrid a 18 personas por el grave delito de defender los DDHH de
los presos vascos, han conseguido principalmente situar en la centralidad del
debate político esa cuestión y la necesidad de que el Gobierno español
modifique sustancialmente la política penitenciaria.
La
sociedad vasca ha rechazado de manera mayoritaria este despliegue de
totalitarismo y lo ha entendido como una agresión al trabajo legítimo en
defensa de los derechos de los presos y también como una prueba fehaciente de
que el PP está interesado en que volvamos a vivir en los tiempos anteriores a
octubre del 2011; en aquel entonces, para imponer su posición les bastaba con
convocar al Pacto Antiterrorista, ahora en cambio se saben perdedores y
minoritarios si de debate político o electoral se trata. Cuando las reglas del
juego son la democracia y el respeto a todas las ideas, el Constitucionalismo
español es débil y minoritario y no pueden soportarlo.