El origen del “problema” de Barrikabaso fue favorecer
los intereses de la familia Lezama Leguizamón, “reclasificándoles” en 1.997
terrenos clasificados en las Normas Subsidiarias como no urbanizables de especial
protección paisajística a urbanizables.
Esta reclasificación constituyó un agravio comparativo respecto al resto de propietarios de terreno que 17 años después siguen aún esperando un nuevo plan urbanístico para Barrika. Tampoco satisfacía interés general alguno para Barrika y sus habitantes y, además, fue declarada ilegal de forma reiterada por el Tribunal Superior de Justicia y por el Tribunal Supremo (dando la razón a la Asociación Naturalista “Txipio Bai” que había recurrido dicha reclasificación).
El único responsable del “problema” de Barrikabaso es,
por tanto, quien plegándose a unos intereses particulares propició el
“problema”, es decir, el PNV: tanto a través de sus concejales en el
Ayuntamiento de Barrika (quienes aprobaron inicial y provisionalmente la
reclasificación) como la Diputación Foral de Bizkaia que aprobó definitivamente
la reclasificación.
Pero, además, el PNV de Barrika ha agravado más el
problema permitiendo la ocupación de “facto” de 14 chalés sin licencia de
primera ocupación pese a que la obtención de ésta era preceptiva legalmente
tanto por las Normas Subsidiarias vigentes como por el propio condicionado de
las licencias de construcción que otorgó.
Desde la sentencia del Tribunal Supremo (julio/2.009)
¿qué ha hecho el PNV?
1.- En la época de Juan José Ezpeleta “obviar” el
contenido de la sentencia con una interpretación jurídica zafia e ignorante y
proponer construir más casas. Hoy en día, Ibarrika sigue defendiendo esa
posición, sin ningún documento que sustente que eso sea posible sin contravenir
la sentencia del Tribunal Supremo. Es decir, no aporta ninguna solución
factible y sigue vendiendo humo a los propietarios de las viviendas y de los
terrenos.
2.- En la época de José Madariaga, actual Alcalde, en
un principio tampoco nada. Después el
representante de Txipio Bai en la primera reunión del Consejo Asesor de
Planeamiento a la que acudió planteó que la negación de la realidad no iba a
cambiar esta realidad y que la solución podía ser un acuerdo entre el
Ayuntamiento, los propietarios de las construcciones y la asociación que
representaba, y que este acuerdo debiera basarse (como acuerdo de mínimos) en
que el suelo siguiera siendo no urbanizable de especial protección paisajística
(no permitiendo nuevas construcciones) y que las construcciones pudieran ser
ocupadas y por tanto adquirir la condición de viviendas con la categoría de
disconformes con el planeamiento.
En base a estos principios Begoña Lekanda, Teniente de Alcalde del
Ayuntamiento, después de una reunión con Txipio Bai, encargó a los técnicos
municipales que trabajaran en este acuerdo. A día de hoy el PNV niega este
acuerdo, pero ¿alguien puede pensar que los servicios técnicos del Ayuntamiento
se pongan por su cuenta y riesgo a redactar un documento de semejante envergadura
a espaldas del partido del gobierno? Desde luego nosotros/as, no.
Así, los técnicos del Ayuntamiento, propietarios y
Txipio Bai trabajaron durante meses en un convenio urbanístico basado en la
clasificación de Barrikabaso como suelo no urbanizable de especial protección
paisajística y las viviendas disconformes con el planeamiento. Cuando el
documento estaba redactado, el PNV cambió de opinión (proponiendo su
clasificación como urbano y construir alguna casa más) y buena parte de los
propietarios se mostraron a favor. El cambio de posición del PNV de Barrika se
manifestó en el bronco Pleno Extraordinario de septiembre de 2013 con continuos
ataques contra los concejales de EHbildu y los Verdes tanto por parte del PNV e
Ibarrika como del representante de los vecinos de Muriola. Mientras EHbildu y
Verdes instaban al Alcalde a que la solución pasaba por el Convenio y por el
acuerdo entre las partes afectadas, el Alcalde imponía el criterio de suelo
urbano, lo que irremediablemente implicaba una nueva judicialización del
problema que tanto PNV como la asociación de Muriola en aquél momento parecían
asumir. El PNV, además, obtenía la mayoría gracias a los votos de Ibarrika y la
ausencia “casual” de los dos tránsfugas (ver aquí su crónica).
Ante esto Txipio Bai, que ya había advertido de esta
vía si no se alcanzaba un acuerdo, interpuso una demanda contra el Ayuntamiento
de Barrika por permitir la ocupación ilegal de las casas sin licencia y los
concejales del PNV, pese al hecho incuestionable de que no existe licencia de
ocupación alguna y de que la ley califica esta ocupación como clandestina,
tomó la decisión de no allanarse a la demanda por lo que el Ayuntamiento puede
ser condenado a pagar las costas del recurso. Esto lo hizo, además, en contra
de la mayoría del Ayuntamiento, pero como es competencia del Alcalde siguió adelante
sin importarle la posición mayoritaria de los concejales/as.
A día de hoy el perjuicio económico que el PNV ha
causado a Barrika es difícil de cuantificar: miles de euros en abogados y
procuradores para defender una reclasificación ilegal, más miles de euros en
más abogados y procuradores para defenderse de la demanda que ha interpuesto la
familia Lezama Leguizamón contra el Ayuntamiento y contra la Diputación, más cientos de miles de euros más si esta
demanda llega a prosperar, más miles de euros si condenan en costas al
Ayuntamiento en el caso de la falta de licencia de ocupación, más miles de
euros en una modificación puntual que viene a recoger lo que decía el convenio
de hace más de un año y que era gratis…
A todo esto hay que añadir que, pese a que la
urbanización Muriola no ha sido recepcionda por el Ayuntamiento, por decisión
del PNV el Ayuntamiento ha pagado y sigue pagando la factura eléctrica de esta
urbanización. Este gasto, absurdo e ilegal y que incluso pudiera calificarse
como delictivo ascendería a más de 70.000 euros.
Los propietarios de las viviendas que confiaron en los
cantos de sirena del PNV, que les prometían un suelo urbano, han visto cómo
este partido no ha hecho más que enquistar más aún su situación. Un año
después, el PNV reconoce que no puede ser suelo urbano y se adviene a los
términos del Convenio, pero los vecinos/as ahora se encuentran inmersos en un
proceso judicial que puede terminar expulsándoles de sus casas. La firma del
Convenio, sin embargo, hubiese evitado esta situación hace mucho tiempo pero el
PNV se empeñó en una solución sin fundamento jurídico alguno (nunca presentaron
informe alguno que sustentara esta posibilidad) con el objeto de beneficiar a
los propietarios de los terrenos sin edificar y poniendo en riesgo las casas de
los que sí habían construido (con el beneplácito de algunos de ellos). Lamentablemente para todos, esta vía sólo ha servido para que el sufrimiento de las familias de las casas se haya incrementado y alargado en el tiempo.
En conclusión, por mucho que el PNV de Barrika quiera
vendernos otra versión, la triste realidad es que el PNV de Barrika es rehén de
su pasado y de su presente como defensor de intereses privados y que las
consecuencias económicas de todo esto las pagamos (y pagaremos) entre todos nosotros/as.
Ala a pagar entre todos las chapuzas de unos pocos, y como políticos ninguna responsabilidad, y encima alguno ni responsabilidad ética que ahí siguen en el ayuntamiento, que desastre.
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