El día 24 de
abril el diario El Correo publicaba un artículo -con foto incluida- sobre una
chabola almacen que se ha construido en una zona de protección arqueológica.
En él se acusa a un vecino de haber construido una “casa” de manera “ilegal” y
se menciona que el Ayuntamiento tuvo que paralizar la obra mientras se decide
por su derribo o su regularización. Cita fuentes municipales sin especificar para
afirmar que la chabola de aperos inició la construcción sin permiso. Así mismo
para sostener esta información el diario se apoya en declaraciones del
concejal tránsfuga Heri Lago-Lekue a quién describe como cabeza de lista por
Eusko Alkartasuna en la legislatura anterior y que además de corroborar que se
trata de una “casa” y que es “ilegal” añade que el promotor de la edificación
es simpatizante de EHBildu lo que le da pie para criticar a dicha formación por
favorecerle.
El artículo, por
tanto, gira sobre dos ejes en la que por un lado se menciona que se ha
construido una casa de manera ilegal y, por otro, se vincula al propietario con
la izquierda abertzale para arremeter seguidamente contra EHBildu por un
supuesto trato de favor. A continuación, mostraremos cómo ambas carecen
de fundamento alguno. Además, plantearemos una serie de cuestiones que, entre
otras, hemos trasladado a la Comisión Informativa de ayer martes y que por falta de tiempo
aún no nos ha contestado el Alcalde pero que seguimos pendientes de sus respuestas.
Antes de nada,
es preciso, complementar la extemporánea descripción que hace en el artículo
del concejal no adscrito y que puede ayudar al lector o lectora a comprender el
porqué del sesgo que toma la nota. Efectivamente, es cierto que el concejal no
adscrito fue cabeza de lista por Eusko Alkartasuna la legislatura anterior,
pero este dato además de poco relevante puede inducir al error dado que se “olvida” comentar que durante esta legislatura fue elegido por
la lista de Bildu, coalición que posteriormente apartó al concejal y que
definitivamente fue expulsado, precisamente, de Eusko Alkartasuna. De ahí su
condición de no adscrito en el Ayuntamiento que solicitó la propia Eusko
Alkartasuna (ver aquí) en tanto en cuanto éste no devolviera su acta de
concejal, cosa que, evidentemente, no ha hecho ni parece que vaya a hacer. Por
tanto, parece lógico que no quepa esperar una gran ecuanimidad por parte de sus
manifestaciones respecto a EHBildu. Una vez aclarado esta cuestión, tal vez se entienda mejor por
qué el artículo en cuestión no parece decidirse por si lo noticiable es que se
construya una “casa” en el entorno del futuro biotopo o que el vecino haya
recibido un trato de favor por parte del Ayuntamiento por sus simpatías
políticas. A continuación veremos que ni lo uno ni lo otro se sostienen.
Respecto a la
construcción, debemos aclarar que tal como recoge en la segundo artículo publicado dos días después (29 de abril) por El Correo, el
vecino sí ha tenido licencia para construir la edificación, que no casa ni
vivienda. Es más, en caso del que el Ayuntamiento se la hubiese denegado, el
particular podría haber denunciado al consistorio con toda razón. Y es que una
vez transcurridos tres meses desde que se solicita la licencia en ausencia de
respuesta el promotor tiene de facto el derecho para acometer su proyecto. Y lo comenta el susodicho diario en el segundo artículo por boca de EHbildu, pero es algo que las fuentes municipales citadas deberían haber comentado desde un principio, pero parece que no fue así. Por tanto, no es cierto que el
particular iniciase la construcción sin la licencia tal como afirma el diario
de marras.
Respecto al
trato de favor, también se aclara en parte en la segunda nota que publica el
diario, mucho más breve que el artículo original por cierto. Es un recurso muy
utilizado por el concejal trásfuga decir que cómo el concejal de EHbildu fue
presidente de la Comisión Técnica de Urbanismo éste tenía todas las
competencias (y por tanto, responsabilidades) sobre urbanismo, cosa que
evidentemente es falso y él debería saberlo mejor que nadie puesto que él
también fue presidente en este caso de la Comisión Técnica de Cultura y no
podía, por mucho que quisiese, hacer lo que le viniese en gana en el área de
cultura. Las comisiones técnicas no fueron más que grupos de trabajo en la que
participaban todos los concejales/as divididos en tres áreas diferentes y la responsabilidad de los presidentes/as se limitaba a coordinar y ordenar el trabajo, es decir, sin poder ejecutivo alguno. Por consiguiente, el Alcalde, que también era miembro de urbanismo, mantenía intactas todas sus
competencias. Así tanto antes como ahora, la competencia de otorgar y negar
licencias urbanísticas competen al Alcalde, y a nadie más, salvo que no
delegue en el Pleno. Por tanto de haberse permitido irregularidad alguna, la
responsabilidad sería bien del Alcalde o de los servicios técnicos del
Ayuntamiento a su orden puesto que no se entiende (y tampoco lo explica el concejal que acusa) cómo podría haber intercedido el concejal de EHbildu en favor de este vecino.
Así mismo,
también es el Alcalde el competente para paralizar una obra, cosa que no ha hecho
y que por tanto, es del todo falso que el Ayuntamiento de Barrika “tuvo que
paralizar la obra”. No existe ninguna orden por parte del Alcalde en ese
sentido. Otra cosa bien distinta es que se le otorgue categoría de
orden a una recomendación transitoria (por cuestiones que nada tienen que ver
con la ilegalidad o no de la construcción) por parte de los servicios técnicos que detectan
una serie de modificaciones respecto al proyecto original y del que advierten que
deberían ser incorporadas al proyecto de fin de obra en el plazo de un mes. Mientras
tanto recuerda que debe parar la obra, pero no por nada que ponga en duda su
legalidad sino por esas modificaciones que no estaban especificadas en el
proyecto inicial. Proyecto, por cierto, que el particular presenta antes de vencer el
plazo y que, efectivamente, cumplen escrupulosamente con las Normas
Subsidiarias vigentes. Y es este documento, en concreto, el que al parecer se
filtra desde el Ayuntamiento y se utiliza de manera parcial y torticera puesto
que se descontextualiza para poder afirmar que se ha paralizado la obra
mientras “se decide su derribo o regularización”, nada más lejos de la
realidad. Sabemos de lo complejo del urbanismo y de sus tecnicismos, pero
cuesta creer que esta burda malinterpretación unido a la vinculación de la
sensibilidad política del vecino no responda a la mala fe. ¿Realmente es
creible que el sesgo, el contenido y la relevancia otorgada al artículo hubiese
sido la misma de tratarse de un vecino sin adscripción política conocida? Permítannos
que lo dudemos.
Para terminar,
queremos dejar bien claro que independientemente de la adscripción política que
tenga el promotor de cualquier proyecto, éste tiene derecho a que se le trate
con estricto cumplimiento de las Normas y legislaciones vigentes (¡ha pasado casi un año desde que solicitó la licencia!) y no se le
pisotee argumentando medias verdades, cuando no falsedades, a las que lamentablemente, nos vamos acostumbrando. Hasta
ahora, puesto que aún no se ha resuelto definitivamente el expediente (falta el
visto bueno de Diputación que está pendiente de una respuesta del Ayuntamiento
que no sabemos si ya se ha tramitado o no) lo cierto es que no hay ninguna
ilegalidad en dicha construcción que ponga en riesgo su edificación. Deberá la
Diputación determinar si procede o no dicha edificación pero con el plazo
transcurrido nos tememos que también el silencio administrativo será aplicable
en este caso. Lo cual es indicativo, y creemos que es ahí donde debería apuntar
la nota, de la importancia que le otorga la Diputación a esta zona de Barrika.
El artículo
original finaliza afirmando que la Diputación también alerta al Ayuntamiento
respecto a un desbroce en una parcela contigua, pero una vez más yerra en su interpretación del citado informe puesto que éste alude a otra zona más
alejada que efectivamente está cerca de las excavaciones arqueológicas. Por otro lado, es
cierto que en la parcela contigua se han acometido ese tipo de actuaciones,
incluso en mayor grado que en la mencionada, pero no que la Diputación haya
alertado sobre ellas, no al menos en dicho informe ni en ningún otro del cual
tengamos conocimiento en EHbildu.
Pero como el periodista le cree a este personaje si no dice dos verdades en un mismo dia.
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